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Son años de guerra. Pero ella se entrega al amor sin reservas, aunque luego deseará rasgar esa página de su vida.
Emilia Larrieta nace en Madrid a finales del siglo XIX, en el seno de una familia acomodada. Su vida sufre un giro radical debido a una desgracia familiar, y pasa su infancia en una barriada marginal.
Transformada en una jovencita audaz y desenfadada, ve cómo su vida cambia de nuevo cuando, tras un accidente, queda coja para siempre. Pero ni la pobreza ni la cojera podrán con el espíritu de Emilia. Cuando llegue el amor, se entregará a él sin reservas, aunque luego deseará rasgar esa página de su vida.
Durante los crueles años de la guerra civil, Emilia luchará por mantener a su hija y a su propia madre. A pesar de todas las contrariedades, nunca perderá las ganas de vivir.
Ya anciana, la imparable curiosidad de su nieta arrancará de Emilia recuerdos de amores perdidos, de verbenas, de hambre, de injusticias y justicias de andar por casa, que enseñarán a su nieta muchas cosas que nunca estarán en un libro de historia.
Los lectores de Nieves Hidalgo opinan...
«Nieves nos introduce en esos tiempos de guerra y posguerra, sentimientos, necesidades, calamidades. Todo lo que sus personajes viven, nos lo hace sentir como si estuviésemos viviendo esos momentos. He quedado maravillada, por favor leedla no os la podéis perder. Gracias Nieves.»
«Me encanta como escribe Nieves Hidalgo, estupenda historia de una mujer de fortísimo carácter. Lo recomiendo a todas sin dudarlo.»
Últimamente nos estamos enterando de una noticias muy tristes, libros fantásticos de autoras reconocidas están dejando de estar disponibles en papel. Por temas editoriales o logísticos, (ellos sabrán), han decidido prescindir de algunos títulos y en cuanto acaben existencias no los podremos conseguir, pues pasaran a estar descatalogados... en fin, una pena. La Página Rasgada es una de estas novelas abocadas a desaparecer, al menos de momento, en papel. Vamos a hablar con Nieves de esta historia y otras cositas...
Gracias por dedicarnos este rato para “charlar” con nosotros…
Sabes que siempre es un placer «cotillear» con vosotras.
Esta es una de tus novelas más queridas, publicada en el 2014 ¿no?
Lo es, sin duda alguna, por muchas razones. He cambiado algunos nombres por respeto a los que siguen vivos, pero es bastante autobiográfica. Mi abuela era una persona de esas que suele decirse: cuando ella nació, rompieron el molde. Era fuerte como una roca, irónica y muy borde, pero no puedo dejar de admirar el coraje con el que consiguió salir adelante. Ella me contaba cosas cuando estaba de buenas, y yo, que en ese entonces ya amaba escribir, iba apuntando. Y ya ves, de cuatro apuntes, nació luego la novela.
Te lanzaste a mundo literario con un género más complicado como es el histórico, pues te obliga a documentarte y a tener un lenguaje más concreto o más culto ¿Cómo fue el proceso de pasar de la idea al papel?
Todos los géneros tienen su dificultad, lo que pasa con la histórica es que lleva un pelín más de trabajo, pero yo disfruto buscando información porque siempre aprendo cosas nuevas y recuerdo lo estudiado. Empezar a publicar fue gracias a Ediciones B, que me dio la oportunidad y se arriesgó con una desconocida que, para más inri, quería firmar con su nombre.
Refiriéndonos en concreto a esta novela, el director de B en ese momento me pidió una novela de mujeres, para mujeres, literalmente. ¿Eres capaz?, preguntó. Y fue como llamar llamar «gallina» al protagonista de Regreso al futuro. Recordé de inmediato que tenía notas de mi abuela; apenas eran 80 páginas, necesitaba documentarme y hablar con algunas personas para conseguir más datos, pero le pareció una idea estupenda y nos lanzamos ambos al vacío. Era un reto, hasta entonces mis novelas eran de aventuras; históricas, sí, pero de aventuras. Este proyecto, al estar basado en la vida real, podía molestar a alguien, así que me lo tomé muy en serio pero ilusionada.
¿Qué nos vamos a encontrar al leer La Página Rasgada?
Yo creo que parte de la sinopsis lo describirá mejor que mis palabras: Durante los crueles años de la guerra civil, Emilia luchará por mantener a su hija y a su propia madre. A pesar de todas las contrariedades, nunca perderá las ganas de vivir. Ya anciana, la imparable curiosidad de su nieta arrancará de Emilia recuerdos de amores perdidos, de verbenas, de hambre, de injusticias y justicias de andar por casa, que enseñarán a su nieta muchas cosas que nunca estarán en un libro de historia.
¿Te habrás documentado por el contexto histórico?
No me quedaba otro remedio. Tenía que volver a meterme en ese Madrid de principio del siglo XX y en el que fue cuando yo era una mocita. Recordar ciertas cosas fue duro, ya sabes que la mente olvida lo que le hiere, pero descubrí pasajes que desconocía por completo y resultó también bonito.
Cuando escribes, ¿sigues fiel la idea original o los personajes toman su propio camino?
¡Preséntame a uno que no se me vaya de madre y te lo compro! Yo tengo la idea de la historia que quiero escribir, pero siempre, siempre, acaba cambiada por culpa de ellos. Ni te imaginas las discusiones que ellos y yo tenemos a veces.
¿Tenías claros todos los personajes desde el principio, o alguno que no esperabas se “coló” en esta historia?
En «La Página rasgada», como en las demás, siempre sale alguien que no esperas, pero salvo algún tendero de relleno, son personajes que existieron y existen. De ahí que haya cambiado algunos nombres.
¿Hay algún personaje al que quieras (o todo lo contrario) especialmente?
En esta novela hay varios, pero recuerdo especialmente a Rafael, el único abuelo al que he conocido; murió cuando yo tenía siete años y nunca he podido olvidarlo.
¿Ha habido alguna escena que te haya sido difícil de escribir?
Muchas. Me fui enterando de situaciones que luego me costaba trasladar a la novela porque eran demasiado personales; episodios que me gustaría seguir desconociendo. Pero tenía que escribir esa historia porque ya no solo se trataba de una novela, era un homenaje a la memoria de muchas personas que sufrieron aquellos años.
¿A qué tipo de lectores va dirigida?
A cualquier lector que quiera saber cómo era el día a día en los tiempos en que vivió la protagonista: finales del XIX hasta la democracia española.
Nos presentas a los personajes. Lo mejor y peor de cada uno.
Todos los personajes tienen claroscuros, como te puedes imaginar, porque no se trata de personas de ficción. Quiero olvidar lo peor de cada uno, incluso lo peor de mí que pueda haber reflejado en esta historia, y recordar solo lo bueno. De Emilia, su coraje; de Fernando, su valentía; de María del Mar, su infinita paciencia; de Almudena, sus risas… A Rafael le agradezco que existiera; a Alejandro, que pusiera unas gotas de amor en la vida de Emilia.
¿Qué nos puedes contar de los secundarios?
Hay muchos secundarios en esta novela, familiares, conocidos, vecinos, amigos… Y hasta enemigos. Cada uno de ellos ha sido importante en la creación de la historia, sin tomar prestada su vida no hubiera podido escribir «La página rasgada». Unos, sufrieron junto a Emilia; otros, la sufrieron a ella… Todos, al final, de un modo u otro, sintieron rasgado el corazón.
¿Cómo definirías la historia de amor de los protagonistas?
Creo que es bonita, pero, en definitiva, son los lectores los que deben opinar qué les parece y si les emociona. Para mí esa relación es especial, porque puso ilusión en un corazón en el que solo había desesperanza.
¿Alguna curiosidad?
Sí, que nunca habíamos estado charlando tanto tiempo mi madre y yo, como cuando me puse a interrogarla para que me contara episodios de ese tiempo. Incluso eso tengo que agradecer a esta historia.
Nos regalas una escena para abrir boca…
El prólogo, para que veas cómo era Emilia:
Con paso decidido y el soniquete perpetuo de su muleta, cruzó la calle obviando, como hacía siempre, el claxon de algún que otro vehículo, el chirrido de neumáticos frenando y los exabruptos con que le obsequiaban desde las ventanillas de los coches, y entró en la droguería de Germán, a la que acudía con regularidad. El dueño, un hombretón de los que a ella le gustaban, moreno y robusto, y al que la bata azul le sentaba como un guante, la atendió con presteza; los tiempos que corrían no eran buenos, siempre traía cuenta hacer la rosca a una honesta pagadora como mi abuela y a la clienta que había en la tienda ya le daba cumplimiento su chaval que, si Dios no lo remediaba, acabaría haciéndose cargo del negocio, por más que de soltura estuviera bastante limitado.
—Buenos días, señora Emilia. ¿Cómo nos encontramos hoy?
—¿Qué adónde voy? No, hijo, hoy no salgo, que tiene pinta de caer chuzos de punta. Anda, que tengo prisa. Dame jabón para la cara. ¡Y papel para el culo! —le gritó, viéndole perderse tras la cortina de la trastienda.
La señora que esperaba respingó y le echó una ojeada desdeñosa por encima del hombro.
—¡Por Dios! ¡Qué ordinariez!
Emilia estaba sorda como una tapia, pero interpretaba divinamente las miradas de la gente y los movimientos de los labios. Muy ufana, colocó su brazo izquierdo en jarras, se apoyó aún más si cabía en la muleta, elevó el mentón y la espetó:
—¿Qué pasa? ¿Usted no usa los rollos? ¿Con qué se limpia entonces el culo, con el Arriba?
A cierto tipo de mujer de la posguerra, educada con el Cara al sol, el brazo en alto y la misa del domingo, tenía que sorprender tan lenguaraz comentario, porque una andanada al diario del Movimiento socavaba los pilares de la convivencia, era un ultraje que ninguna dama de bien debería tolerar. Pero así era la abuela: una mujer que no se callaba ni debajo del agua y para quien el resto del mundo no era sino un patio en el que disputar el poco espacio que le correspondía. Le importaba un comino la opinión de la gente y decía lo que se le venía a la boca. Tenía razones poderosísimas para pensar así. Nunca le regalaron nada y se aupó desde la desgracia a fuerza de un tesón y un coraje que acabaron por hacer de ella un personaje sin escrúpulos. Fue una luchadora, una superviviente que no despreció ni una oportunidad para mantenerse erguida como el junco después de la tormenta, a pesar de que sus avatares personales la doblegaban una y otra vez. Nadie, que yo recuerde, consiguió someter su espíritu rebelde. Como ella misma solía recordar:
—Se trata de sobrevivir y punto.
Me encantan tus novelas, porque no hay dos iguales, son siempre una sorpresa, dime ¿Cuál aventura de tus novelas te gustaría vivir?
Esa es la pregunta del millón, porque me gustaría vivir todas y cada una de ellas. Pero si tengo que elegir, la de Miguel de Torres en «El Ángel Negro».
De todos los subgéneros que trabajas ¿Cuál te gusta más o en cual estás más cómoda?
Lo paso bien escribiendo cualquier género, pero sin duda me divierto más con la novela histórica, ya sea de la época de los piratas o de la Edad Media*.
*Aquí hago un inciso para volver a recomendaros una de mis novelas preferidas «Orgullo Sajón» que es de temática medieval ;)
Si pudieras viajar en el tiempo, e ir a una época de las transcurren en tus libros ¿Cuál sería?
Tal vez a la época de los faraones en «Noches de Karnak»; desde muy niña, cuando oía Egipto, me hacían los ojos chirivitas. Si he vivido otra existencia, debió ser allí.
¿Qué proyectos tienes ahora entre manos?
Acabar la trilogía «Un romance en Londres», que estoy con los últimos toques de «Ódiame de día, ámame de noche», la segunda entrega. Luego, escribir la tercera novela. Después, ya se verá…
¿Qué te parece lo que está ocurriendo en las editoriales de “deshacerse” de libros por temas logísticos?
Preferiría que fuesen donados, la verdad, pero hay que entender que con la cantidad de libros que se editan es imposible tener espacio para guardar tantos ejemplares.
Como siempre que hablo contigo es un placer y conocer mejor tus novelas una delicia... estoy deseando leer "La página rasgada" que la tengo pendiente...
De verdad, ha sido un auténtico placer contestar a tus preguntas; gracias por dejar que me acerque un poquito más a los lectores y besos para vosotros y para los seguidores de Regálame Romántica. Sois estupendos!!
Pues solo me queda deciros que esta novela está de oferta en Amazon a solo 5,65€ ¡no la dejes escapar! y que, en las próximas semanas, haremos un sorteo, entre las que hayan leído y comentado esta entrevista (será un requisito), de un ejemplar que mandará la autora firmado y dedicado de esta novela tan especial... ¡¡estad atentas!!
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Nieves Hidalgo |
Sabes que siempre es un placer «cotillear» con vosotras.
Esta es una de tus novelas más queridas, publicada en el 2014 ¿no?
Lo es, sin duda alguna, por muchas razones. He cambiado algunos nombres por respeto a los que siguen vivos, pero es bastante autobiográfica. Mi abuela era una persona de esas que suele decirse: cuando ella nació, rompieron el molde. Era fuerte como una roca, irónica y muy borde, pero no puedo dejar de admirar el coraje con el que consiguió salir adelante. Ella me contaba cosas cuando estaba de buenas, y yo, que en ese entonces ya amaba escribir, iba apuntando. Y ya ves, de cuatro apuntes, nació luego la novela.
Te lanzaste a mundo literario con un género más complicado como es el histórico, pues te obliga a documentarte y a tener un lenguaje más concreto o más culto ¿Cómo fue el proceso de pasar de la idea al papel?
Todos los géneros tienen su dificultad, lo que pasa con la histórica es que lleva un pelín más de trabajo, pero yo disfruto buscando información porque siempre aprendo cosas nuevas y recuerdo lo estudiado. Empezar a publicar fue gracias a Ediciones B, que me dio la oportunidad y se arriesgó con una desconocida que, para más inri, quería firmar con su nombre.
Refiriéndonos en concreto a esta novela, el director de B en ese momento me pidió una novela de mujeres, para mujeres, literalmente. ¿Eres capaz?, preguntó. Y fue como llamar llamar «gallina» al protagonista de Regreso al futuro. Recordé de inmediato que tenía notas de mi abuela; apenas eran 80 páginas, necesitaba documentarme y hablar con algunas personas para conseguir más datos, pero le pareció una idea estupenda y nos lanzamos ambos al vacío. Era un reto, hasta entonces mis novelas eran de aventuras; históricas, sí, pero de aventuras. Este proyecto, al estar basado en la vida real, podía molestar a alguien, así que me lo tomé muy en serio pero ilusionada.
¿Qué nos vamos a encontrar al leer La Página Rasgada?
Yo creo que parte de la sinopsis lo describirá mejor que mis palabras: Durante los crueles años de la guerra civil, Emilia luchará por mantener a su hija y a su propia madre. A pesar de todas las contrariedades, nunca perderá las ganas de vivir. Ya anciana, la imparable curiosidad de su nieta arrancará de Emilia recuerdos de amores perdidos, de verbenas, de hambre, de injusticias y justicias de andar por casa, que enseñarán a su nieta muchas cosas que nunca estarán en un libro de historia.
¿Te habrás documentado por el contexto histórico?
No me quedaba otro remedio. Tenía que volver a meterme en ese Madrid de principio del siglo XX y en el que fue cuando yo era una mocita. Recordar ciertas cosas fue duro, ya sabes que la mente olvida lo que le hiere, pero descubrí pasajes que desconocía por completo y resultó también bonito.
Cuando escribes, ¿sigues fiel la idea original o los personajes toman su propio camino?
¡Preséntame a uno que no se me vaya de madre y te lo compro! Yo tengo la idea de la historia que quiero escribir, pero siempre, siempre, acaba cambiada por culpa de ellos. Ni te imaginas las discusiones que ellos y yo tenemos a veces.
¿Tenías claros todos los personajes desde el principio, o alguno que no esperabas se “coló” en esta historia?
En «La Página rasgada», como en las demás, siempre sale alguien que no esperas, pero salvo algún tendero de relleno, son personajes que existieron y existen. De ahí que haya cambiado algunos nombres.
¿Hay algún personaje al que quieras (o todo lo contrario) especialmente?
En esta novela hay varios, pero recuerdo especialmente a Rafael, el único abuelo al que he conocido; murió cuando yo tenía siete años y nunca he podido olvidarlo.
¿Ha habido alguna escena que te haya sido difícil de escribir?
Muchas. Me fui enterando de situaciones que luego me costaba trasladar a la novela porque eran demasiado personales; episodios que me gustaría seguir desconociendo. Pero tenía que escribir esa historia porque ya no solo se trataba de una novela, era un homenaje a la memoria de muchas personas que sufrieron aquellos años.
¿A qué tipo de lectores va dirigida?
A cualquier lector que quiera saber cómo era el día a día en los tiempos en que vivió la protagonista: finales del XIX hasta la democracia española.
Nos presentas a los personajes. Lo mejor y peor de cada uno.
Todos los personajes tienen claroscuros, como te puedes imaginar, porque no se trata de personas de ficción. Quiero olvidar lo peor de cada uno, incluso lo peor de mí que pueda haber reflejado en esta historia, y recordar solo lo bueno. De Emilia, su coraje; de Fernando, su valentía; de María del Mar, su infinita paciencia; de Almudena, sus risas… A Rafael le agradezco que existiera; a Alejandro, que pusiera unas gotas de amor en la vida de Emilia.
¿Qué nos puedes contar de los secundarios?
¿Cómo definirías la historia de amor de los protagonistas?
Creo que es bonita, pero, en definitiva, son los lectores los que deben opinar qué les parece y si les emociona. Para mí esa relación es especial, porque puso ilusión en un corazón en el que solo había desesperanza.
¿Alguna curiosidad?
Sí, que nunca habíamos estado charlando tanto tiempo mi madre y yo, como cuando me puse a interrogarla para que me contara episodios de ese tiempo. Incluso eso tengo que agradecer a esta historia.
Nos regalas una escena para abrir boca…
El prólogo, para que veas cómo era Emilia:
Con paso decidido y el soniquete perpetuo de su muleta, cruzó la calle obviando, como hacía siempre, el claxon de algún que otro vehículo, el chirrido de neumáticos frenando y los exabruptos con que le obsequiaban desde las ventanillas de los coches, y entró en la droguería de Germán, a la que acudía con regularidad. El dueño, un hombretón de los que a ella le gustaban, moreno y robusto, y al que la bata azul le sentaba como un guante, la atendió con presteza; los tiempos que corrían no eran buenos, siempre traía cuenta hacer la rosca a una honesta pagadora como mi abuela y a la clienta que había en la tienda ya le daba cumplimiento su chaval que, si Dios no lo remediaba, acabaría haciéndose cargo del negocio, por más que de soltura estuviera bastante limitado.
—Buenos días, señora Emilia. ¿Cómo nos encontramos hoy?
—¿Qué adónde voy? No, hijo, hoy no salgo, que tiene pinta de caer chuzos de punta. Anda, que tengo prisa. Dame jabón para la cara. ¡Y papel para el culo! —le gritó, viéndole perderse tras la cortina de la trastienda.
La señora que esperaba respingó y le echó una ojeada desdeñosa por encima del hombro.
—¡Por Dios! ¡Qué ordinariez!
Emilia estaba sorda como una tapia, pero interpretaba divinamente las miradas de la gente y los movimientos de los labios. Muy ufana, colocó su brazo izquierdo en jarras, se apoyó aún más si cabía en la muleta, elevó el mentón y la espetó:
—¿Qué pasa? ¿Usted no usa los rollos? ¿Con qué se limpia entonces el culo, con el Arriba?
A cierto tipo de mujer de la posguerra, educada con el Cara al sol, el brazo en alto y la misa del domingo, tenía que sorprender tan lenguaraz comentario, porque una andanada al diario del Movimiento socavaba los pilares de la convivencia, era un ultraje que ninguna dama de bien debería tolerar. Pero así era la abuela: una mujer que no se callaba ni debajo del agua y para quien el resto del mundo no era sino un patio en el que disputar el poco espacio que le correspondía. Le importaba un comino la opinión de la gente y decía lo que se le venía a la boca. Tenía razones poderosísimas para pensar así. Nunca le regalaron nada y se aupó desde la desgracia a fuerza de un tesón y un coraje que acabaron por hacer de ella un personaje sin escrúpulos. Fue una luchadora, una superviviente que no despreció ni una oportunidad para mantenerse erguida como el junco después de la tormenta, a pesar de que sus avatares personales la doblegaban una y otra vez. Nadie, que yo recuerde, consiguió someter su espíritu rebelde. Como ella misma solía recordar:
—Se trata de sobrevivir y punto.
Me encantan tus novelas, porque no hay dos iguales, son siempre una sorpresa, dime ¿Cuál aventura de tus novelas te gustaría vivir?
Esa es la pregunta del millón, porque me gustaría vivir todas y cada una de ellas. Pero si tengo que elegir, la de Miguel de Torres en «El Ángel Negro».
De todos los subgéneros que trabajas ¿Cuál te gusta más o en cual estás más cómoda?
Lo paso bien escribiendo cualquier género, pero sin duda me divierto más con la novela histórica, ya sea de la época de los piratas o de la Edad Media*.
*Aquí hago un inciso para volver a recomendaros una de mis novelas preferidas «Orgullo Sajón» que es de temática medieval ;)
Si pudieras viajar en el tiempo, e ir a una época de las transcurren en tus libros ¿Cuál sería?
Tal vez a la época de los faraones en «Noches de Karnak»; desde muy niña, cuando oía Egipto, me hacían los ojos chirivitas. Si he vivido otra existencia, debió ser allí.
¿Qué proyectos tienes ahora entre manos?
Acabar la trilogía «Un romance en Londres», que estoy con los últimos toques de «Ódiame de día, ámame de noche», la segunda entrega. Luego, escribir la tercera novela. Después, ya se verá…
¿Qué te parece lo que está ocurriendo en las editoriales de “deshacerse” de libros por temas logísticos?
Preferiría que fuesen donados, la verdad, pero hay que entender que con la cantidad de libros que se editan es imposible tener espacio para guardar tantos ejemplares.
Como siempre que hablo contigo es un placer y conocer mejor tus novelas una delicia... estoy deseando leer "La página rasgada" que la tengo pendiente...
De verdad, ha sido un auténtico placer contestar a tus preguntas; gracias por dejar que me acerque un poquito más a los lectores y besos para vosotros y para los seguidores de Regálame Romántica. Sois estupendos!!
Pues solo me queda deciros que esta novela está de oferta en Amazon a solo 5,65€ ¡no la dejes escapar! y que, en las próximas semanas, haremos un sorteo, entre las que hayan leído y comentado esta entrevista (será un requisito), de un ejemplar que mandará la autora firmado y dedicado de esta novela tan especial... ¡¡estad atentas!!