viernes, 4 de marzo de 2016

Nieves Hidalgo nos presenta "Lady Ariana"



La promesa a un amigo moribundo obliga a Rafael Rivera, conde de Trevijo, a convertirse en el esposo de una díscola heredera inglesa.

Lady Ariana Seton acepta el compromiso impuesto por su abuelo, con la confianza de conseguir un divorcio rápido y encontrar al hombre adecuado para ser su esposo permanente.

En una época en la que España está dividida en dos bandos, los que trataban de instaurar de nuevo la monarquía y los que la denostan, Rafael y Ariana se verán envueltos en un complot para asesinar al que subiría al trono como Alfonso XII, mientras luchan enconadamente contra la atracción que, de forma irremisible, les va uniendo.


Para este San Valentín, Ediciones B ha sacado una colección de 6 novelas muy románticas, entre ellas está “Lady Ariana” de Nieves Hidalgo. La autora nos regala esta entrevista donde conoceremos más de esta novela, a ver que nos cuenta...

¿De dónde salió esta historia? 

Pues si te he de ser sincera, ni me acuerdo de cómo nació la historia de Rafael y Ariana, aunque es cierto que, siempre que puedo y el argumento me lo permite, me encanta relacionar a un español o a una española con el otro protagonista, supongo que es que me tira mi tierra. Creo recordar que vi una foto de una estirada señorita, que me iba muy bien con el personaje femenino. Dar vida a Rafael no fue complicado, me pareció el «contrario» perfecto para la flemática inglesa, aunque de flemática tiene poco porque su genio es de aúpa. Lo que sí te puedo asegurar es que cuando tomé el borrador de la novela y comencé a corregirla, me lo pasé en grande.

Fuiste la primera autora en ambientar sus novelas históricas en España, ahora hay otras que también lo hacen de forma maravillosa,  y Lady Ariana también tiene trama aquí ¿por qué España cuando lo “fácil” es irse a lo clásico en regencia que es Inglaterra? 

En efecto, hay compañeras que han creado historias maravillosas ambientadas en España, y no voy a negar que sigo sus publicaciones porque me encantan y me siento orgullosa de ellas. ¿Tú crees que es más fácil irse a Inglaterra? No sabría qué decirte. Creo que ambientar una novela en la Regencia o en cualquier época de la Historia de España, obliga a tener que trabajar con muchos datos y fechas que ya se han quedado un poquito oxidados en nuestra cabeza. Al menos en la mía, y eso que fue una asignatura que amé más que ninguna otra. No busco una historia en España cuando me pongo a escribir, solo una historia. Que se desarrolle en un país u otro, ya depende mucho del argumento y de los propios personajes.

Tus novelas son de temáticas muy variadas, tienes de jeques, medieval, regencia, oeste… etc ¿tienes un género preferido o que te resulte más fácil?

Siempre que sea de época, no tengo muchas preferencias, disfruto igual en el medievo que en el oeste americano o en Egipto. Aunque parezca a veces que puedo tener debilidad por la Regencia, la verdad es que me gusta cambiar de un tiempo a otro, de un lugar a otro. Cuando me viene una idea a la cabeza, no me pongo a pensar si los personajes van a estar en el siglo X o en el XVIII, a veces los he llevado al futuro. 

¿Qué te gusta leer a ti?

Ya lo he dicho alguna vez y no es broma: me gusta leer. Punto. Novela romántica, actual, negra, histórica… Si agarro un Mortadelo y Filemón, lo devoro. Creo que he leído todos los géneros. El lector y los libros en papel me acompañan siempre, aunque sea una salida de un día. Soy lectora compulsiva porque si, por desgracia, no llevo nada a mano, la publicidad de libros pegados en los vagones del metro o el folleto de un supermercado me vienen bien. Mi mayor castigo sería no poder leer nada. 

¿Qué nos vamos a encontrar al leer tu novela?

Una relación muy bonita, muy enfrentada, con chispas saltando por todos lados desde el primer momento. Hay que tener en cuenta que Rafael es un español orgulloso, cínico a más no poder, que ama su libertad por encima de todo y que se ve obligado a cumplir una promesa que no le agrada. Por si fuera poco, la estirada damisela con la que tiene que casarse se le enfrenta desde el instante en que se ven. Si sigue adelante es por su sentido de la lealtad y la amistad. Los rifirrafes son continuos y las situaciones entre los protagonistas divertidas, muy sensuales y románticas. Podríamos decir que es una apasionada guerra de voluntades. 

¿Te has documentado de alguna forma?

No quedaba otro remedio que hacerlo, ya que la época lo exigía. He tenido que buscar información para plasmar la hacienda de Rafael, algo sobre los toros y, desde luego, sobre Alfonso XII, que tiene su papel en la trama. Pero como me encanta recabar información, porque aprendo mientras me divierto…

¿A qué tipo de lectores va dirigida?

Al público en general, que ahora también los hombres se van acercando a la romántica. Les cuesta, muchos lo niegan, pero poco a poco aumenta su número porque se han dado cuenta de que es un género que, cuando está escrito con cuidado, resulta muy entretenido. Por tanto, a cualquiera que le guste una historia chispeante y con algún que otro toque histórico para ambientar.

Nos presentas a los personajes. 

Rafael es un hombre acostumbrado a hacer de su capa un sayo, como suele decirse. Decidido, un poco libertino, aunque sin pasarse, amigo leal, bastante irónico, ácido incluso algunas veces, pero capaz de arriesgarse por su país y por su rey.  Otra faceta que me gusta de él es que no le importa jugarse todo por dar una oportunidad a quien la necesita, como es su criado, un personaje con chispa que le habla de tú a tú y sin morderse la lengua, que se llama Juan Antonio Vélez. 

Ariana es una muchacha independiente, acostumbrada también a hacer su santa voluntad. Tan orgullosa o más que Rafael. Y opuesta a casarse con el primero que aparezca. Terca hasta decir vale, indómita ─tanto que la ceremonia es muy peculiar─. A la vez, es inteligente y amiga de sus amigos. Sobre todo, ama a su abuelo, por eso consiente en una boda amañada. Lo que más me gusta de ella es que es abierta de entendimiento y no mira a nadie por encima del hombro… salvo a Rafael, jajaja. 

¿Qué nos puedes contar de los secundarios?

Henry Seton, el abuelo de Ariana, es un personaje al que tomé mucho cariño, un viejo encantador que organiza todo para unir a los protagonistas. Vélez es listo como el hambre, respondón, pero leal a Rafael hasta la muerte. El amigo de Ariana es tierno y encantador. Y la familia de Rafael una gozada. Aparecen personajes reales alrededor de Alfonso XII que llevan la carga del entramado político. Los malos, pues eso, malos, egoístas y muy en su función.

¿Cómo definirías la historia de amor de los protagonistas?

¡Como una guerra campal. Si Rafael no se calla, Ariana menos; si él se burla, ella no se queda atrás; si uno es orgulloso, el otro le gana. Sin embargo, la atracción no es algo que se pueda dejar de lado y poco a poco se van dando cuenta de que, en realidad, no pueden estar separados.

¿Alguna curiosidad?

Pues hube de cambiar alguna escena en la que Rafael se exhibía delante de un toro. Es que reconozco que no llevo bien lo de ver matar a un animal, así que, una vez hecha la novela, me dije NO, y escribí esa parte de otro modo. 

Nos regalas una escena para abrir boca… 

Con mucho gusto...

Ariana salió con precaución para regresar a la habitación, no fuera que a Rafael se le ocurriera utilizar el cuarto de baño y la encontrara dentro. Hubiera sido lo único que le faltaba. Ni siquiera sabía cómo iba a enfrentarse a él, cómo podría mirarlo a la cara cuando no hacía más que recordarlo desnudo. Envuelta en la toalla, se deslizó sigilosamente, se coló en el dormitorio y cerró la puerta. A punto estaba de deshacerse de la toalla cuando esta se abrió de golpe. Soltó un grito de espanto y se volvió en redondo, con el único escudo de la prenda húmeda sobre su cuerpo. 
—El desayuno está casi listo, chiquita —dijo él sin mirarla siquiera. Y volvió a cerrar. 
Estupefacta, fue incapaz de moverse durante un largo momento. ¡Sería...! Se apoyó en la puerta y dejó que se ralentizaran los alocados latidos de su corazón. ¡Cómo se atrevía el muy... el muy...! Había estado a punto de pillarla sin ropa. Ensayando mentalmente mil y una palabrotas por no haber trancado la puerta al entrar, lo hizo entonces. Tiró la toalla al suelo, abrió su baúl y los ojos se le quedaron clavados en un liviano camisón. No era suyo, se dijo tomándolo y alzándolo para verlo mejor. Volvió a acalorarse. ¡Mataría a Nelly! La mataría en cuanto regresaran a Queen Hill. ¿Se suponía que debería haberlo lucido en su noche de boda? La prenda delicada, vaporosa, del todo indecente. Imaginarse con ese camisón delante de Rafael... Lo lanzó a un lado soltando un taco muy feo. Eligió una falda oscura, una blusa blanca y ropa interior. Se vistió deprisa, luego se cepilló el cabello y se lo ató con una cinta blanca. Ni de lejos le brillaba el pelo como cuando Nelly se lo arreglaba, pero estaba presentable. 
Salió del dormitorio dispuesta a cantarle las cuarenta a Rafael por haberse metido en él sin llamar.
El aroma que le llegó a la nariz hizo que se olvidara de todo lo que no fuese probar un bocado. Estaba famélica. Vale, sí, estaba enfadada con Rafael, estaba muy pero que muy irritada con él, pero lo primero era lo primero y tenía hambre. Admitiría cualquier cosa que le calmara los calambres del estómago. Ella no tenía ni idea de cocinar, pero parecía que él sí, así que, si no se mostraba altanera, hasta podría disfrutar de lo que fuera que él estaba preparando. Elevó el mentón y trató de aparentar serenidad. 
Cuando llegó a la cocina se le abrieron los ojos como platos ante el festín que la esperaba, debidamente dispuesto sobre la mesa. «Un desayuno digno de una princesa», se dijo pasando la lengua por los labios: mantequilla, mermelada, un molde de pan de los que le gustaba preparar a Nelly en sus ratos libres y que, ella lo sabía por experiencia, se mantenía jugoso durante días; fruta; beicon, un poco de queso... El olor a café recién hecho la hizo casi gemir. 
Rafael le sonrió al verla entrar, como si no hubieran estado a punto de matarse la noche anterior. 
—Buenos días. 
—Buenos días —contestó. 
Lo vio depositar la humeante cafetera sobre la mesa encima de un salvamanteles de madera y luego hacerle una irónica reverencia invitándola a sentarse. Lo miró como el que mira a un fantasma. Aún tenía el cabello húmedo, con algunos mechones cayéndole sobre la frente; vestía unos pantalones oscuros ajustados a sus largas piernas y una camisa blanca que no se había preocupado en abrochar y que dejaba ver su tórax bronceado. Ariana tragó saliva compulsivamente. Permaneció de pie, incapaz de quitarle los ojos de encima. A él pareció no importarle demasiado si ella lo acompañaba a desayunar o no, dejó dos platos con huevos sobre la mesa y ocupó una de las sillas. De inmediato, atacó el beicon. Saboreó el primer bocado y, viendo que ella permanecía estática, sus ojos pasaron revista a Ariana. 
—¿Seguro que te has peinado? —criticó engullendo otro trozo de tocino—. Al final voy a pensar que hubiera sido preferible traer con nosotros a tu criada. 
Ariana se irguió ofendida. Así que su cola de caballo no le parecía elegante al caballero. 
—Lamento si te disgusta mi aspecto. 
—Mira que lo dudo. 
—No he podido hacer más con el pelo. 
—Yo podría haberte ayudado si me hubieras pedido ayuda. 
—¡Ahora va a resultar que sabes peinar a una mujer! 
—Bueno... —Sonrió mordaz—. Se me da mejor despeinarlas, si te soy sincero. Pero seguro que te hubiera dejado el cabello mejor, chiquita. 
—Deja de llamarme así. 
—¡Oh, vamos, Ariana! —Se recostó en el respaldo de la silla olvidando el desayuno—. No empecemos de nuevo, por favor, con lo de anoche ya tuve bastante, aún me duele la cabeza de tus gritos. 
—¡Que aún te...!
—Anda, siéntate. Debes comer algo, no me gustaría que te desmayaras. Recuerda que he prometido no ponerte un dedo encima y si te caes redonda no voy a tener más remedio que recogerte del suelo... o dejarte en él hasta que recuperes la consciencia. 
—Eres un... un... un... —Se atragantó. 
—Princesa, he dormido mal y tengo hambre. He tenido la amabilidad de prepararte el desayuno, aunque lo he dejado todo perdido: se me han roto dos huevos, he abollado una bandeja y se me ha caído un plato. Se supone que es la esposa la que debería ocuparse de tales menesteres. ¿No puedes darme un poco de cuartelillo, mujer? 
Ariana estuvo a punto de echarse a reír al escuchar su odisea en la cocina. Era cierto que todo estaba patas arriba. Pero también era cierto que él se había tomado un trabajo que no le correspondía. No lo había hecho por complacerla, seguro, pero así y todo se lo agradecía. 
—Está bien, firmemos un armisticio. 
Se sentó frente a él y se sirvió un poco de pan y un huevo. Él sonrió como un pícaro. Ella tomó cuchillo y tenedor, muy digna, y Rafael soltó una carcajada chafando acto seguido el suyo con un trozo de pan. 
—Prueba a comerlos así, están mejor. 
—¿Con los dedos?
 —Con el pan. 
Ariana nunca había comido sin cubiertos, salvo alguna pequeña pieza de fruta. Le pareció de salvajes lo que Rafael proponía, pero sonaba divertido. Lo imitó, mojando el pan en la yema y engulléndolo con verdadero deleite. Se echó a reír.
—Eres un pagano. 
Con el buen humor acompañándolos, desayunaron en silencio sin dejar nada en los platos. Mientras Ariana se servía la segunda taza de café le preguntó: 
—¿Cómo es que sabes guisar? 
—No tiene mucha ciencia. De pequeño, solía colarme en las cocinas para robar trozos de pastel. Un día me pescó la cocinera, la buena de Elena, con las manos en la masa como se suele decir. Como castigo me tuvo toda la tarde batiendo huevos y azúcar, obligándome luego a hornear otro. 
—Una mujer sabia. 
—Lo era —dijo con añoranza—. Murió hace dos años y la echo mucho de menos. 
—Lo siento. ¿Cómo te quedó el pastel? 
—Bueno, no sé si se podía llamar así a lo que hice. —Dejó escapar una larga carcajada—. Más bien era una masa informe cuando lo llevamos a la mesa, nada presentable. Pero estaba sabroso. Al menos lo devoramos y a nadie pareció importarle que se asemejase más a la boñiga de una vaca.
Ariana no pudo aguantar ya la risa. Estaba descubriendo a un Rafael distinto, al muchacho divertido del que se embelesó siendo una chiquilla. 
—Me gustaría probar alguna vez tus conocimientos de repostería. 
—¡Ni loco vuelto a intentarlo! —exclamó aterrado—. ¿Otra taza de café? 
—No, gracias. —Ariana se levantó y le sonrió—. Ha sido un desayuno delicioso, te lo agradezco. 
—No me lo agradezcas y ayúdame a recoger todo.
—¿Cómo dices? 
Él ya retiraba los platos. 
—Ariana, ¿recuerdas que no hay criados aquí? ¿Recuerdas que estamos solos? 
—Sí, pero... 
—Habremos de repartirnos las faenas. Yo he cocinado. Tú, friegas. 
—¿Fregar? 
—Platos, tazas, cubiertos... —Se estaba divirtiendo de lo lindo viéndola azorada. 
Lo justo, era justo, pensó Ariana. No había limpiado un plato en su vida, pero le demostraría que era capaz de hacerlo. 
—Manos a la obra, mister Rivera —le dijo muy resuelta, remangándose las mangas de la blusa. 
Rafael le tiró un beso con los labios arrancándole una sonrisa. Era un majadero, pero terriblemente guapo cuando echaba mano del buen humor. 
Para cuando dejaron la cocina, más o menos recogida, Ariana no lamentaba nada. Prácticamente deberían reponer la vajilla completa, pero se había reído como nunca antes y entre ellos había nacido cierta camaradería. 

Ha sido un placer pasar este ratito contigo. Te mando un beso muy fuerte, y otro para las seguidoras del blog.

Para mí también es un placer hablar siempre contigo, yo ya tengo la novela y estoy deseando leerla, sabes además que la histórica es mi género preferido y siempre disfruto mucho con tus novelas. Te mando un grandioso beso y muchísimas gracias por la atención. Las lectoras que todavía no la tengan la podréis encontrar en vuestra librería habitual con el resto de la colección y también en epud si lo preferís en Amazon, Casa del Libro y demás plataformas digitales.

¡¡Feliz Lectura!!

14 comentarios:

  1. Jajajajajajajaja yo me lo pase bonba con estos dos protagonistas me encanta el pique continuó todo para no mostrar la atracción que sentían lo recomiendo si quieres pasar un buen rato

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  2. Paso a dejarte un abrazo muy fuerte, Yolanda. Gracias por haberme concedido un hueco en este precioso blog, un modo estupendo de poder acercarme a las lectoras. Eres un crack, niña, y te quiero.
    Aprovecho también para enviar un beso a todas las contertulias del blog.

    Nieves

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  3. Me encantan las relaciones en las que saltan chispas entre sus protagonistas y por la descripción que ha hecho la autora de ellos, además, son mis favoritos...espero poder leerlo !
    Besos y gracias por la entrevista !

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  4. Hola! Que buena entrevista, ya estoy deseando leer Lady Ariana. Besos

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  5. Nieves es una de mis autoras preferidas, Orgullo Sajón por ejemplo es una de mis lecturas preferidas y estoy deseando leer este pues pinta genial. Gracias por la entrevista muaksss!!!

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  6. Una novela maravillosa, gracias por la entrevista ;-)

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  7. Me encanta esta novela la recomiendo !!!!!😍

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  8. Hola,
    me gusta que la historia sea en España, ya que me gusta mucho esta temática. También me ha gustado como describe a los personajes y el pique que hay entre ellos.
    Por supuesto, me la apunto para mis próximas lecturas.
    Graciassss

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  9. Me llama mucho la atención y tengo que decir que la he comprado hace poco en digital, ya he leído a Nieves en histórica y me encanta. Buena entrevista, a mi también me gusta leer variado, gracias

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  10. Lo primero, comentar que me ha entusiasmado la escena para abrir la boca. Me gusta mucho el protagonista y me va al encantar leer esa guerra de voluntades.
    Yo también soy una lectora compulsiva y no gano bastante para comprarme todo lo que puedo leer en un mes. Pero os aseguro que este va al caer en mis manos. Me apetece mucho.
    Gracias por esta presentación.

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  11. Con la entrevista me a entrado más ganas de leerlo y me encanta la novela histórica, siempre es un placer leer las historias de Nieves, gracias

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  12. Me gusta mucho como Nieves escribe las historias y me encantan las historicas esta la leo seguro.

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  13. Que ganas de leerlo!! Se ve que van a saltar chispas entre ellos!!

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  14. Me gusta mucho la portada, la sinópsis y la entrevista. Me encanta la escena que nos introduce Nieves Hidalgo: me hace reír el ingenioso duelo dialéctico entre Rafael Rivera y Ariana Seton.
    Ojalá haya un sorteo de un ejemplar este año.
    Se haría una buena adaptación cinematográfica y televisiva.

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